Boletín 88 | Primarias rumbo al 2024: resolver los dilemas

Primera quincena, agosto de 2022

Como mecanismo de salud democrática, no deben ser excluyentes. El tiempo y la motivación al electorado son importantes en un contexto de alta desinformación. En el pasado el CNE ha brindado apoyo técnico y logístico, pero el proceso ha transcurrido a la medida del solicitante. Se requiere un marco de respeto a la voluntad popular derivado de acuerdos políticos

Los presidenciables opositores de febrero de 2012 (arriba); primarias oficialistas de agosto de 2021 (abajo); una votante venezolana en jornada de elecciones regionales (derecha) | Fotografías de archivo

Las primarias constituyen un mecanismo saludable para los sistemas democráticos. Con una buena organización y bajo estándares de transparencia, contribuyen a organizar y calibrar las aspiraciones al poder político de las dirigencias y los liderazgos. Resultan válidas, por igual, tanto para la alianza política que ostenta la administración del Estado como para las coaliciones que aspiran hacerse con el poder de manera legítima en atención a principios constitucionales.

Cuando hablamos de primarias hablamos, sencillamente, de las elecciones que se hacen para seleccionar a un candidato para unas futuras elecciones. En este caso, hablaremos de la elección presidencial que debe celebrarse en Venezuela a finales de 2024.

Desde hace varios meses, la oposición política venezolana viene debatiendo, en público y en privado, el tema de las primarias; en la acera de enfrente, el oficialismo ha optado por congregar a su militancia de base en congresos y en renovar los equipos de trabajo. Unos y otros tienen desafíos de primer orden por delante.

Oficialismo: renovaciones

El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) recién anunció el comienzo, este mes de agosto, del proceso de renovación de todas las estructuras de esta organización. El proceso contempla asambleas promotoras informativas por calle para la elección de propulsores, asambleas para la elección de los liderazgos de calle, asambleas de elección de los equipos de las comunidades y la elección de los equipos de las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCh).

Del mismo modo, en Venezuela se están haciendo miles de elecciones vencidas de los consejos comunales en todo el país, indicó el rector principal y vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Enrique Márquez, en entrevista el pasado 26 de julio. Al CNE le corresponde el acompañamiento, mientras que el registro le compete al Ministerio de Comunas. Ese acompañamiento se expresa en cursos en las Oficinas Regionales Electorales (ORE) a los consejos comunales que se acerquen, para mostrarles cómo organizar la elección y suministrarles en calidad de préstamo un cotillón electoral.

Por su lado, el PSUV también informó el mes pasado que el 60% de los más de 49.000 consejos comunales del país están en proceso de renovación, lo que se ha traducido en 6.000 procesos de elecciones en los últimos dos meses.

Oposición: un diseño por resolver

A continuación, dibujaremos algunos de los dilemas más importantes que hacen parte del debate político-electoral opositor, muchos de los cuales todavía están por resolverse.

¿Quiénes participan?

El espectro político opositor es ciertamente amplio y diverso. En canales de opinión han surgido unas voces que hablan de limitar la participación a los factores del llamado G-4 o más recientemente Plataforma Unitaria, mientras otras son proclives a abrir el compás hacia todas las fracciones posibles que se autodefinan como no oficialistas.

Pareciera claro que unas buenas primarias no deben ser excluyentes. Antes bien, precisamente parte de su razón de ser es que dirigentes y líderes de diversas corrientes pueden aprovechar el mecanismo para pulsar preferencias, eso sí, sobre terrenos de juego lo más nivelados posibles en cuanto a condiciones y garantías.

Entre los diversos aspectos que forman parte de la discusión hay quien también se ha preguntado si estas primarias servirán solo para la carrera presidencial de 2024 o si también la oposición alineará intereses con candidaturas unitarias a gobernaciones y alcaldías para las elecciones regionales y locales constitucionalmente programadas para 2025, como ya ocurrió, por ejemplo, en 2012.

Otro dilema también relativo a la participación lo representa la inclusión o no de los venezolanos en el exterior en unas primarias, aunque sus datos no estén actualizados en el RE, así como las implicaciones que acarrearía que no fuesen incluidos.

¿Quién hace el arbitraje?

La organización de un proceso comicial primario se puede convertir, prácticamente, en el piso fundacional de su posterior credibilidad y legitimidad. En esto influyen factores objetivos, como la trazabilidad de las acciones y gestiones de la comisión que haga de árbitro, pero también factores más derivados del grado de confianza de los electores.

Dentro de esta discusión entra el asunto del debatido apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral. El CNE no solo tiene la experticia técnica y la infraestructura material para encarar este asunto, sino que ya lo ha hecho exitosamente en el pasado. Como se recordará, la auditoría de expertos académicos de 2021 demostró que el sistema automatizado de votación funciona bien y, cuando se intenta forzar la voluntad popular, arroja las alarmas necesarias para visibilizarlo.

Todo lo anterior debe tomar en cuenta que la administración electoral ya cuenta con una capacidad tecnológica lo cual, desde el punto de vista presupuestario, también rebajaría costos.

“Los partidos políticos no están obligados a utilizar el CNE para hacer sus primarias (…) El CNE está allí disponible y dispuesto para recibir cualquier solicitud de la parte interesada”, comentó, sobre este tema, el rector principal Enrique Márquez en entrevista radial.

La participación del CNE en unas primarias de cualquier partido o coalición solo consistiría en un apoyo técnico y tecnológico, expresado básicamente en la programación de las máquinas de votación automatizada con las distintas opciones, el cómputo de los votos y la totalización de las mesas, pero nunca organizando el proceso. Es la comisión de primarias del partido o la coalición la que selecciona los centros de votación, revisa y publica el registro electoral, tiene los miembros de mesa y publica los resultados. Es decir, para las elecciones primarias opositoras la comisión especialmente seleccionada para tal fin tendría el control político de todo el proceso.

Como profundizaremos más adelante en esta nota, las elecciones primarias de la oposición del año 2012 contaron con el apoyo técnico del CNE y, al mismo tiempo, con el manejo político de la coalición opositora, entonces denominada Mesa de Unidad Democrática (MUD). Una fórmula que, entonces como ahora, puede funcionar.

¿Cuándo hacerlas?

Dar con el tiempo político y el tiempo técnico adecuados para la celebración de unas primarias es otro factor importantísimo. Como en todo cronograma electoral, el de unas primarias debería equilibrar bien los lapsos de manera que los actores y los electores interesados en participar cuenten con suficiente chance para conocer y empaparse tanto del proceso como de la metodología de participación y de las propuestas de los aspirantes.

Si nos guiamos por los períodos constitucionales y por la tradición electoral, las próximas elecciones presidenciales deberían celebrarse a finales del año 2024. Cualquier atajo o cambio de seña impuesto por poderes fácticos resultaría muy nocivo y contraproducente para la ruta de soluciones pacíficas, democráticas y electorales a la compleja crisis venezolana. Con base en ese referente temporal, las primarias deberían tener cita alrededor de un año antes de la elección.

¿Una o dos vueltas?

No ha sucedido antes en Venezuela, porque, con el antecedente de las primarias opositoras de 2012 la diferencia entre el primer y el segundo puesto fue lo suficientemente amplia como para demostrar una tendencia clara, pero otro de los puntos que también algunos han puesto sobre la mesa es la posibilidad de establecer un balotaje entre los dos precandidatos más votados en la primera vuelta.

Las segundas vueltas electorales, por un lado, clarifican y tamizan el paisaje inicial de intenciones y, por otra parte, contribuyen a que la persona nominada goce de mayores consensos dentro del sector político que representa.

La realización, sin embargo, de un proceso de primarias con doble vuelta incrementaría sustancialmente sus costos.

Comienza también a asomarse la propuesta de una tercera modalidad mediante la cual el elector tendría la posibilidad de expresar una selección múltiple con primera, segunda y hasta tercera opción de preferencia entre los candidatos postulados.

¿Transparentes o no auditables?

Un rasgo que define los procesos electorales en Venezuela es que alguna parte del universo electoral desconfía del sistema y de su administración. Sobre la base de esta realidad, que continúan reflejando los estudios de opinión, unas elecciones primarias deberían blindarse lo suficiente como para generar confianza sobre toda o la mayor parte posible del sector político-partidista que las convoca.

La probidad de la comisión electoral, la auditabilidad de las distintas fases y componentes del proceso, la generación continua de información oportuna y veraz, la apertura a la crítica, el trato igualitario a las distintas opciones y, sobre todo, la transparencia en la votación, el conteo, la totalización de votos, adjudicación y proclamación del ganador son factores que, bien dispuestos en una caja de cristal, deberían estar siempre a la vista de toda la sociedad, incluso la que adversa esa propuesta.

¿Quién y cómo se financian?

La pregunta se la hizo en un hilo de Twitter el periodista dedicado a la política y a las elecciones Eugenio Martínez. Enumeró tres opciones: repetir el esquema de 2012, cuando cada uno de los presidenciables tuvo que desembolsar dinero y en total esas primarias costaron BsF 21 millones o $ 4,9 millones; repetir el esquema organizativo de la consulta de 2020, cuando el costo de las primarias fue asumido por programas de cooperación internacional, o emplear una licencia OFAC para utilizar fondos que controla el llamado interinato para pagar las primarias.

Martínez consideró la primera opción como el único referente serio sobre el tema y tachó las últimas dos opciones como inaceptables y como ejemplo de lo que no se debe hacer. “Así como se critica que el chavismo use los recursos del Estado para su partido, debe criticarse que la oposición haga lo propio”, tuiteó el pasado 22 de julio.

¿Respetadas o con inhabilitaciones?

El camino no acaba cuando unas primarias eventualmente diluciden una posible candidatura unitaria. Lo que en política se conoce coloquialmente como “ganar y cobrar”, es decir, como la posibilidad de ejercer las consecuencias legítimas de la victoria, es otra pieza de este engranaje. En este caso, hablamos de la garantía del derecho a ser elegido y, para ello, a ser postulado a cargos de elección popular.

El más reciente proceso electoral de 2021 exhibió casos injustificables de candidatos inhabilitados políticamente por aparente motivación partidista. Una garantía que volvió a desnivelar el terreno de juego. Una violación a los debidos procesos establecidos en la legislación.

De lo anterior se desprende la necesidad de que la mesa de negociación y acuerdos que debería instalarse entre gobierno y oposición incorpore, entre otros aspectos del tema electoral, el respeto absoluto a la voluntad popular que expresen las plataformas, alianzas y coaliciones que participen en la carrera electoral, erradicando la nociva y arbitraria práctica de las inhabilitaciones administrativas.

¿Qué ha dicho el árbitro?

Ni la presidencia del CNE ni el directorio, compuesto actualmente por cuatro de cinco rectores tras más de 100 días de vacancia de la rectoría de Tania D’Amelio, han emitido comentarios sobre unas primarias opositoras. Solo se sabe que los equipos bajo la supervisión de las rectorías de Roberto Picón y Enrique Márquez trabajan en dos proyectos que marchan en paralelo: el voto de venezolanos en el exterior y la asistencia técnica a un eventual proceso de primarias de la oposición.

En cuanto a las primarias, Picón expresó por Twitter el pasado 9 de agosto que han sostenido reuniones con actores políticos para revisar experiencias en las cuales el CNE prestó asistencia técnica a las organizaciones solicitantes, con base en sus propuestas de cargos a elegir y distribución geográfica de centros de votación. “Queda de parte de los actores políticos hacer la solicitud y los planteamientos técnicos correspondientes”.

Lo que se sabe hasta ahora

En una declaración fechada el pasado 28 de junio de 2022 en Caracas, la Plataforma Unitaria Democrática de Venezuela oficialmente comunicó unas primeras ideas formales encaminadas a la celebración de unas primarias. De ese texto extraemos que:

  • 1. Proponen una elección primaria para seleccionar al candidato o candidata de la alianza opositora para las próximas elecciones presidenciales.
  • 2. Definirán la fecha de la primaria antes de finalizar el 2022, y su realización se producirá durante el año 2023.
  • 3. Prometen un proceso “transparente, amplio e incluyente para todos los que de manera inequívoca han demostrado un compromiso” con la democracia.
  • 4. Avanzan que la dirección de este proceso la ejecutará una “Comisión Electoral Nacional de Primarias”, integrada por personas “honorables y con credibilidad”.
  • 5. Delegan sobre esa Comisión Electoral Nacional de Primarias la responsabilidad de “decidir si solicitan apoyo técnico y logístico a organizaciones nacionales o internacionales”.
  • 6. Defienden el derecho de todos los venezolanos mayores de 18 años a votar en cualquier lugar donde se encuentren. Para ello instalaron una Comisión Técnica de Primarias.
  • 7. Prometen foros, asambleas y consultas sectoriales para aprobar unas normas con consenso y factibilidad técnica.

Hace una década, el principal antecedente

El 12 de febrero de 2012, ocho meses antes de las votaciones de ese año, las principales fuerzas de la oposición política determinaron en elecciones primarias que Henrique Capriles sería su abanderado unitario para la carrera presidencial. Cinco precandidatos sometieron sus nombres a la voluntad popular, con apoyo técnico y logístico del CNE.

Con más de 3 millones de votantes, equivalentes a más de 17% del Registro Electoral, en este proceso pudo participar cualquier venezolano mayor de 18 años de edad inscrito en el RE.

Con miras a las elecciones regionales y municipales que seguían en el calendario, ese proceso también sirvió para unificar candidaturas opositoras a las gobernaciones y alcaldías en las cuales los factores partidistas no llegaron a consenso.

El CNE autorizó entonces habilitar 3.707 centros de votación propuestos por la comisión opositora en todo el país y 7.691 mesas electorales. También se podía votar en más de 80 ciudades de 31 países. No estuvieron exentas de polémicas por el tema del aporte de recursos para ayudar a cubrir los gastos operativos.

Se estableció que los resultados de la votación serían entregados por el CNE a la Comisión Electoral de la MUD cuando se hubiese escrutado el 95% de los votos de las mesas automatizadas. Luego, la comisión sumaría los sufragios de los centros de votación manuales y los votos del exterior, y daría los resultados públicamente. Estas primarias fueron, en resumen, fuente de legitimidad para la candidatura única opositora.

Dos días después de la votación, instancias judiciales ordenaron a la MUD que entregaran los cuadernos de votación para revisarlos,​ bajo el supuesto de que algunos candidatos y sectores habían calificado de “fraudulento” el número de votantes. El TSJ había declarado dos años antes que los datos de los cuadernos electorales son confidenciales. Los cuadernos solicitados fueron quemados por la MUD para garantizar la confidencialidad de los datos y evitar así que se repitieran casos de discriminación política como los ocurridos con la llamada “Lista Tascón” contentiva de los solicitantes del referendo revocatorio presidencial realizado en 2004.

El 17 de mayo de 2015 también la oposición política celebró primarias en 12 de las 24 entidades para elegir candidatos a los comicios parlamentarios de ese año. Antes, en 2008, la oposición en el Táchira eligió mediante primarias a sus abanderados a la gobernación y las alcaldías. En ambos casos, también contó con apoyo técnico y logístico del CNE.

El oficialismo ha recurrido igualmente a primarias abiertas para unificar candidaturas únicamente en ámbitos regionales, municipales y legislativos, nunca para la primera magistratura nacional. La vez más reciente fue en agosto de 2021, con miras a las regionales y municipales de noviembre, con más de 3,5 millones de electores participantes. En el pasado el partido de gobierno empleó este mecanismo, por ejemplo, de cara a las regionales de 2008 o a las parlamentarias de 2010.

Para concluir este inventario descriptivo de los dilemas de unas primarias rumbo al 2024, apuntaremos que, al final del día, el nivel de participación ciudadana dependerá grandemente de lo que los actores políticos hagan o dejen de hacer desde ahora y hasta la celebración del anunciado proceso.


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